martes, 31 de enero de 2012

Dragnar Colmillojoven




Siguiendo la iniciativa de mi compi Onkyo en el blog La Logia, se me ha venido a la cabeza postear tambien mi trasfondo de Lobos Espaciales, aquel que escribi en el 2003 y llevaba a todos los torneos en 3º edicion. La pondre por trozos para que no sea tan pesada de leer, espero que os guste.


La andanada de energía oscura hizo retumbar el suelo frente al Rhino. Afortunadamente, el artillero del Devastador eldar oscuro había calculado mal el ángulo de tiro y el potente chorro de luz negra se estrelló contra un promontorio que protegía al Rhino. Dragnar Colmillojoven rezó una rápida plegaria de agradecimiento y ordenó al conductor del vehículo que rodeará el bosque de árboles alienígenas. Luego repartió instrucciones a su Guardia.

-          ¡Vamos a flanquear a esos malditos piratas! – el sonido de las orugas del Rhino ahogaba su voz y el Sacerdote se veía obligado a gritar, aunque probablemente lo habría hecho de todos modos.- Según me ha informado el mando central, el líder se encuentra en este sector y nosotros vamos a enfrentarnos a él. Preparaos para desembarcar, colocaos los cascos y comprobad las armas. Una vez fuera trataremos de llegar hasta el lider y su escolta. No quiero que nadie dispare si yo no lo ordeno, ¿entendido? Asi que los dedos quietos y los ojos abiertos. Nunca se sabe que trampa pueden habernos tendido. A mi orden, descended. Por cierto, antes de salir adaptad vuestros visores. Hay demasiada luz ahí fuera...

Dos soles, guardianes inmensos, se elevaban en el cielo blanco, y su luz lo envolvía todo, cegando a aquel que no dispusiera de protección. El suelo era árido y muerto. Unas enormes esferas verduzcas protegidas por unas largas y puntiagudas espinas rojas eran todo el rastro de vida que podía hallarse en aquellos terrenos. Y esas gigantescas bolsa de pinchos era lo que el Rhino rodeaba usándolas como cobertura para evitar los disparos de las peligrosas armas de los vehículos eldars. Sin embargo, un mortífero haz de luz negra impactó en el transporte. El Rhino se tambaleó y crujió, pero continuó con la marcha.

-          ¡Informe de daños! -  Dragnar se dirigió al conductor.
-          El bolter de asalto, señor...Ha quedado destrozado. No podremos disparar...
-          Está bien, no modifique el rumbo. Cuando hayamos rodeado el bosque desembarcaremos.
-          ¡A la orden , señor!

El Rhino forzó la marcha. Dragnar pudo observar el campo de batalla que comenzaba a mostrarse tras el bosque aliénigena. En el sector 3J, un par de Devastadores barrían el campo, elevados sobre el suelo por su potentes motores gravitatorios; eran apenas dos siniestras manchas negras en el cielo blanco. Bajo ellos, dos escuadras de guerreros (también negros, también pequeñas e inquietas manchas en el cielo blanco) proporcionaban apoyo pesado adicional con sus lanzas oscuras. De pronto, un silbido agudo y progresivo se elevó por encima de todos los sonidos, incluido el ruido traqueteante de las orugas del Rhino. Dragnar sonrió porque adivinó de que se trataba: pronto no quedaría de los guerreros más que un agujero humeante en el suelo de piedra. El misil del Whirlwind impactó en el centro mismo de una de las escuadras. A la tremenda explosión le siguió una espesa nube de polvo que ocultó a los eldars, o a lo que quedara de ellos. En el resto del campo de batalla, los lobos sostenían un encarnizado combate con los piratas eldars. Los disparos de bolter y de cristal se entrecruzaban en el aire; la escuadra de  Garras Sangrientas y las Brujas eldar se ensañaban en un sangriento cuerpo a cuerpo en el que ninguno tomaba ventaja; el Predator había estallado en mil pedazos a causa de los disparos eldars y se había convertido en un amasijo de metal ardiente; el otro Rhino avanzaba por el centro desafiando al fuego eldar, transportando al combate a la escuadra de cazadores grises; un incursor que trataba de atravesar las líneas de lobos transportando otra unidad de guerreros eldars cayó en picado alcanzado por el cañón láser de Thrugar el Anciano, el Dreaghnought Venerable que acompañaba a la expedición de Lobos; por encima de su cabeza, el Sacerdote pudo oir el zumbido de los motores gravitatorios del Land Speeder y la sorda explosión que producía su lanzamisiles Typhoon al disparar su mortífero proyectil.
Mientras tanto, el Rhino rodeó por completo el bosque y se detuvo. Las trampillas de desembarco se abrieron sin apenas hacer ruido. Con un rugido, Dragnar ordenó a sus tropas que abandonaran el vehículo. Uno tras uno, los Guardias se desplegaron en torno al Rhino. El último en bajar fue Dragnar. En ese instante, un haz de energía oscura lo alcanzó y el Rhino fue engullido por una enorme bola de fuego..................

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